20.4.17

¿Cuantas calorías tiene 100 gramos de felicidad?

El triunfo de Baco. Cornelis de Vos


Para empezar este post quiero pedir perdón a todas las que me leíais entusiasmadas cada vez que había un nueva publicación de vuestra amiga Alfie. A Alfie le va la buena vida y la buena vida cuando no has luchado por ella no entiende lo que es la constancia, no tiene ni puta idea. Y al llevar un blog semanal viene implícita, lo sé, pero para Alfie, la constancia es un nombre propio de mujer de algún pueblo extremeño y por eso si este blog peca de algo es de no tener a dicha fémina.

Pero bueno, a lamentarse a Israel, ¿no?

Hoy Alfie os trae...
Una reflexión primer mundista del siglo XXI

¿Engordamos porque somos felices o para llegar al súmmum de la felicidad? 

Os pongo en situación...

Corría el año 2015, era un enero frío en la capital, los exámenes de primera evaluación un thriller de categoría y mi corazón, como dijo uno de nuestros más importantes filósofos,"partío". Una mañana al levantarme me miré al espejo, lo cual a día de hoy me sigue dando un poco de cosilla porque te esperas encontrar a un Jon Kortajarena sonriente y lo único que recibes de vuelta es una cara deshidratada y unos ojos legañosos, y me noté un pelín más delgado.

Pasó febrero y como seguía viéndome Chupa-Chups (cabezón con cuerpo de palo) decidí pesarme y... PUM, mi "pelín" en la báscula se transformó en 10 kilos menos. No entendía el por qué ya que había seguido comiendo igual que lo hacía antes, haciendo ejercicio regularmente y bebiendo alcohol con normalidad. Los días se transformaron en meses y llegó el pasado marzo de 2016, esta vez fue de noche cuando al meterme en la minúscula ducha de mi sucio piso de estudiantes me mire al espejo. Como ya sabía que ese pelín iba a ser más grande de lo que esperaba, eso hice, esperé a llegar de nuevo a la capital y esta vez la báscula me dijo que había engordado 5 kilos. En mes y medio. ¿Siendo feliz? 

Sé que la felicidad es un estado de ánimo completamente dependiente del sujeto en concreto y sé que lo absoluto en los sentimientos es de raro alcance pero es que en este caso, era feliz con un fino velo de "podrías ser más feliz" y eso en sí, no creo que las que me estéis leyendo lo consideréis felicidad, y aunque lo hagáis, yo no.

Durante este mes y medio, había salido más de fiesta que lo normal, había bebido más del doble de alcohol de lo que habitúo y había comido quizás un tercio más de lo que mi cuerpo me pediría en un estado de "no felicidad-tristeza". Y es aquí donde entra mi rallada noies. 

¿Engordaba a mi cuerpo para aumentar en felicidad intentando llegar a ese absoluto tan raro de conseguir, o la felicidad me llevaba a esos hábitos que al ser feliz no eran de ninguna preocupación para mí? 

XX

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